Hablamos de Emma

«28 de abril, viernes

Después del desayuno, no va a su habitación sino a la de la chica de la cofia.

–Fffuera –dice al oír que la puerta se abre.

– Soy Emma.

– ¿Yqqqué?

– Sé que estás aquí a la fuerza, como yo. Pero si me ayudas, intentaré salir y pedir ayuda.

– ¿Ymminovio?

– Daré con él –le miente.

Ha leído la anotación de Marina en la que apuntó que el novio de la muchacha murió en el accidente. Pero no es momento de escrúpulos. La enfermera se ha dado cuenta de que está fingiendo. La doctora lo sabrá pronto. Su hija no vendrá. Tal vez ni llama. Y si lo hace, le pueden contar cualquier cosa. Con ella pueden hacer lo mismo.

No sabe si la muchacha tiene dudas o no logra que le salgan las palabras. Por ello insiste.

– Lo podemos conseguir. Juntas.

Los ojos de la muchacha brillan.

– ¿Cómo te llamas?

– Lu-lu-cia».