Hablamos de Emma

«9

Se despierta. Es de noche.

Alguien está gritando.

– ¡No me llevéis!

Pasos precipitados en el pasillo. El volumen de los gritos invade la planta entera cuando alguien abre la puerta de la paciente.

– ¡No me llevéis! ¡Yo no sé nada!

Unas palabras apaciguadoras la hacen callar.

Tantea con la mano derecha y encuentra un interruptor. Enciende la luz. Frente a ella, un panel con fotos y palabras. Lo primero que ve, arriba en el centro, es un nombre, EMMA.

Soy yo.

A la izquierda, la foto de niña con un bikini celeste y un sombrero de paja. A su lado, un niño flacucho que, en bañador, parece una araña albina.

Marina y Edu, mis hijos.

La foto está mal colocada. Los márgenes izquierdos de las otras fotos de sus hijos están perfectamente alineados. Esa foto mal colocada le molesta. Muchísimo.

Los gritos han cesado. Apaga la luz. No puede dormir. La foto sigue ahí, desalineada, aunque no la pueda ver. Cierra los ojos. Es peor. La foto sigue estando mal.

Vuelve a encender la luz.

Sí, está mal, mal, mal».

 

AVANCE CONTENIDO EXTRA

Este cuadro…

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…es el culpable de mi primera novela.

Casi podría decir que…

…con este cuadro empezó todo…

Es La Degollación de San Juan Bautista (está en el Museo del Prado, Madrid) y en un almuerzo con mi suegro (el hispanista y editor alemán Kurt Reichenberger), de la que te hablé en el vídeo que acompaña el capítulo 7, contó una teoría que, como si fuera una revelación, me puso a escribir de verdad. Estuve dos años trabajando en ella.

¿Cómo fue?

Un año después, en 2007, nace Cornelia Weber-Tejedor.


CAPÍTULO Y CONTENIDO EXTRA ÍNTEGROS EN LA APP BLACK & NOIR

 
 
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