Hablamos de Emma
«17 de abril, lunes
¿Edu?
Soy Marina.
Bien. Sólo algo fatigada.
No. Tengo que ir todos los días. Es importante.
La recuperación física, muy bien. Pronto dejará el andador y empezará con la muleta.
Lo otro, no sé. Está más irritable que antes de la caída. Se enfada por cosas raras.
No. No es verdad, no era siempre así.
Se puso furiosa con una enfermera porque dice que le ha robado un bote de crema hidratante. Bueno, dice que se lo ha cambiado. Pero es la misma marca.
Carísima.
No, mejor no te lo digo. Y a ella no le digo que lo perdí yo. Lo metí en un neceser para el hospital y lo olvidé en el taxi.
Mañana o pasado empezará otra vez la terapia. Algo de normalidad.
Sí. También lo he pensado. Así evitamos que vuelva a empezar con esas cosas.
Sí, mañana hablaré con la doctora.
Sí, a mí también me pareció buena idea. Y lo es. Pero hay que hacerlo de otra manera.
Déjalo en mis manos».
AVANCE CONTENIDO EXTRA
Te suelto dos sentencias, o tres, como escenografía, casi, de esta conversación sobre la lectura que mantenemos en una estación de tren (porque leo mucho en los trenes):
1.- Desconfío de alguien que dice que no lee y escribe.
2.- A escribir se aprende escribiendo y leyendo.
3.- El libro tiene que ser usado, es un objeto que tiene que ser usado.
Y subimos al tren.
Y desvelé cómo hago ahora mis mapas de lecturas.
Y confesé qué leo y cómo leo cuando estoy escribiendo.
Y di mi receta para incitar a la lectura.
Y aposté por reinventarnos, escritores y lectores y mundo editorial y engranajes literarios; habitantes todos (incluso los que no están en el etiquetaje anterior) del planeta llamado Literatura.
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