Hablamos de Godot: Príncipe de Dinamarca

«4.

dos amigos de la infancia

El autor no estaba solo en aquella habitación. Hacía un par de minutos que había entrado otra persona. Era uno de los tramoyistas, un tipo regordete y colorado y que respondía al nombre de Quini.

“¿Despidiéndose de ellos?”

El autor dio un respingo.

“¿Despidiéndome de quién?”

“De los trajes, quiero decir, de sus personajes.”

“¿Y por qué debería despedirme de ellos, vamos a ver?”

El tramoyista, ese tipo regordete y colorado que respondía al nombre de Quini, se puso un poco triste e hizo como que no había oído aquella pregunta.

“No me extraña que se despida de ellos. Yo también lo haría. Han vivido ustedes muchas cosas juntos, ¿verdad? Yo tampoco iría al escenario a saludar sin antes haberles dado un fuerte abrazo y haberles dicho, no sé, un definitivo adiós.”

“Yo no pienso decir adiós a nada. Y nada me obliga a subir al escenario a saludar.”

“¿Y a escribir esas obras de teatro?”

“¿Cómo dices?”

“A escribir todas las obras de teatro que ha escrito, digo, ¿algo le obligaba a escribirlas?”».

 

AVANCE DEL CONTENIDO EXTRA

2002. Praga (República Checa). Empieza todo, de nuevo.

Llego con 29 años. Voy por trabajo: profesor de Lengua y Literatura españolas en un colegio bilingüe. Voy también para vivir nuevas experiencias, para vivir más vida.

¿Mi primera sensación de Praga y en Praga?

No fue me complejo aprender el idioma. El checo tiene declinaciones, como el latín, con lo que conocía ‘la maquinaria’. Y, además, desde el primer momento hablando con la gente porque no me relacionaba con la colonia española.

Vine sin planes literarios. Y tuve mucho tiempo sin escribir, padecí una depresión. Después de 8 años ya salió una nueva novela.

¿Planes aquí ahora? Esta plaza esta ganada, quiero irme.

Literariamente, Praga me ha servido de mucho, se verá con el tiempo.


CAPÍTULO Y CONTENIDO EXTRA ÍNTEGROS EN LA APP BLACK & NOIR

 
 
ImagoSM