Hablamos de Godot: Príncipe de Dinamarca

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Lo que nos queda

Fue entonces cuando apareció, recortada su silueta en el umbral de la puerta, la amante del autor, una mujer de no más de veintiséis años a la que la historia acabaría conociendo como la mujer puntiaguda. Avanzó unos pasos y orientó su amenazante dedo hacia la frente del bibliotecario.

«Diga inmediatamente quién es usted».

Al bibliotecario, ese hombre canijo y abotagado y que tenía aspecto de no saber qué es una biblioteca, por primera vez, le temblaba un poco la voz.

«¿Yo? El bibliotecario».

Al autor, de repente, le pareció que ese hombre podría estar mintiendo.

La mujer puntiaguda, para serenarse un poco, empezó a buscar por la habitación algunos ángulos rectos.

El respaldo y el asiento de la silla formaban un ángulo recto. Un libro y una balda formaban un ángulo recto. Los barrotes de las ventanas formaban un ángulo recto. En apenas unos segundos había encontrado tres ángulos rectos. Ya estaba mucho más tranquila.

«Revele, por favor, su verdadera identidad».

La mujer puntiaguda no dejaba de señalar, con su dedo de fuego, la frente del bibliotecario y el bibliotecario, ya más que hablar, lo que hacía, el pobre, era balbucear.

«No quiero. Eso es algo personal».

El autor se sentía pequeño. Él mismo se comparó con un niño que no comprende el mundo de los mayores.

«¿Me puedes explicar qué está pasando aquí?, o no, mejor me lo explicas después, cuando hayamos salido de aquí por la puerta de evacuación en casos de amenaza terrorista»».

 

AVANCE DEL CONTENIDO EXTRA

¿A qué sabe un beso?

¿A qué sabe la suerte? Al relleno de un bombón.

¿A qué sabe el éxito?

¿A qué sabe el fracaso?

¿De qué está hecha la admiración?

¿De qué está hecho el respeto? El respeto está hecho de honestidad.

¿De qué está hecha la envidia?

¿De qué está hecha la traición?

¿De qué está hecha la mentira? De egoísmo.

Yo te digo Black & Noir y tú dices…: La Revolución.


CAPÍTULO Y CONTENIDO EXTRA ÍNTEGROS EN LA APP BLACK & NOIR

 
 
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