HABLAMOS DE #MADRIDPRISIÓN
«El tipo era tal y como me lo había descrito el Rosendo. Cuando entré al bar, estaba rodeado de borrachos que le mendigaban unas monedas para un trago. El ambiente era denso, se podía respirar el humo de cien sucedáneos de tabaco de contrabando sobre el que flotaban las notas de un blues que escupían los altavoces de un viejo cacharro de emepetrés que Rosendo hacía funcionar con unas baterías que fabricaba él mismo con ácido. Sonaban risas de frenopático y lamentos mórbidos».
AVANCE DEL CONTENIDO EXTRAS
Canillejas es morena y eterna.
Canillejas es un barrio para nacer en él y no querer volver.
Estoy haciendo la cara B del barrio.
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