HABLAMOS DE #MADRIDPRISIÓN

«9.

Las habitaciones de Extramuros, excepto las de la gente más pudiente, no tenían puertas. Cada uno se las apañaba como podía. La mayoría se «fabricaba» sus propias puertas con tablones podridos y materiales sintéticos. Aquella mañana la de mi habitación saltó por los aires de un patadón. Abrí los ojos y me incorporé de un salto. Un par de Hombres Rectos me apuntaban a la cabeza con sus metralletas. Eran dos tipos enormes, fuertes, vestidos con sus uniformes, más propios de astronautas que de policías al uso. Pero en el mundo que nos había tocado vivir no había nada al uso. Recorrieron mi cochambroso cuarto con sus miradas y después se marcharon. Me vestí y asomé la cabeza al pasillo. Los esbirros iban registrando cada habitación. Milagros, la casera, lloraba desconsoladamente en algún rincón de la pensión e invocaba a Dios y a los santos».

 

AVANCE DEL CONTENIDO EXTRAS

Escribo de tirón.

Leo.

Corrijo.

Dejo reposar un mes.

Vuelvo a leer.

Vuelvo a corregir.

Añado.

Quito.

Es tiempo de los lectores cero.

¿Ya publicada la vuelves a leer?

Ni de coña, estoy harto de leerla tío.

Esto es un oficio.


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