HABLAMOS DE #MADRIDPRISIÓN
«18.
Me acerqué hasta la ventana para comprobar que seguía lloviendo. Qué aburrimiento de lluvia. Me pregunté que de dónde saldría tanta agua. ¿Y para qué? Para jodernos, seguro. Porque el agua estaba tan contaminada que salvo para llenar los campos desiertos de barro y de humedades, las viviendas no servían absolutamente para nada. Era cierto que el agua que bebíamos salía de ahí, pero éramos tan pocos habitantes que con el cinco por ciento de lo que llovía seguro que ya tendríamos bastante.
El colega del Pikachu se llamaba Narciso, un nombre extraño, pero al menos no era de esos nombres guiris de película de ciencia ficción. Habíamos guardado la moto en el cobertizo, de madrugada, habíamos comido la ración de potakíe (qué aburrimiento también) y nos habíamos ido a dormir. Cerré los ojos al momento de ponerme en posición horizontal y me quedé frito debido al cansancio del viaje.
El Narciso era un tipo de uno sesenta, rechoncho, calvo y muy sonriente, todo lo contrario que el Pikachu. Percibí que se apreciaban mucho. Habíamos tenido suerte de que no nos hubiera visto nadie llegar a su casa. Para eso habíamos esperado a que la noche estuviera bastante avanzada, pero, aun así, nunca sabías qué problema se te podía venir encima. Al estar la casa en las afueras, las calles estaban desiertas».
AVANCE DEL CONTENIDO EXTRAS
¿A qué sabe un beso?
¿A qué sabe el éxito?
¿A qué sabe el fracaso? A mí me sabe muy bien, es lo que utilizo para hacer novela negra.
¿De qué está hecha la envidia?
¿De qué está hecha la traición?
¿De qué está hecha la mentira?
¿Qué te hace reír?
¿Qué te hace llorar?
¿Qué miras en una mirada?
-Escribir es... un salvavidas.
-Leer es... leer me ha salvado la vida.
¿Cómo matarías?
¿A quién, a qué, matarías?
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