Hablamos de Emma
«23 de marzo, jueves
Despierta.
Tiene la boca seca y le duele la cabeza.
Está tumbada en una cama en una habitación clara y espaciosa.
Y alguien la está observando desde los pies de la cama. Se incorpora de un salto. El dolor de cabeza se hace más intenso.
– Hola, Emma.
– Soy yo.
– Por supuesto –le dice la mujer, una octogenaria alta, peinada con pulcritud, que huele a colonia antigua. A Maderas de Oriente. Apoyada en un andador, se mueve hacia un panel de corcho del que cuelgan tarjetas con palabras y fotos. La mujer lleva un vestido morado, largo y ancho que se balancea como los pasos de Semana Santa.
Una imagen se dibuja con nitidez entre la niebla de su cabeza. Una figura de una Virgen meciéndose de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, tambores, cornetas, nota presión en las manos. Lleva dos niños. Eduardo en la izquierda; Marina a la derecha. Le aprietan las manos con fuerza. Eduardo, el pequeño, está llorando. Le dan miedo las tétricas imágenes, la aglomeración, el ruido. También a Marina, pero tiene once años, es la mayor. Esconde el miedo. Quiere tranquilizar a Edu, pero no puede porque unos golpecitos le llaman la atención. Se vuelve hacia el sonido. Es el dedo de la mujer que golpea una ficha en el centro del panel, donde está escrito en mayúsculas su nombre, EMMA. Después se señala a sí misma.
– ¿Nazarena? –aventura».
AVANCE CONTENIDO EXTRA
Te voy a llevar al río, el Main, frente a la Ribera de los Museos, la Museumsufer. Es, quizá, el rincón menos B&N de los cuatro que he elegido.
Sí lo es la calle donde se cometió un asesinato rodeado de misterio y por ello carne de novela: el lugar donde en octubre del 57 asesinaron a una prostituta de lujo en cuya agenda figuraban los nombres de sus clientes más delicados.
También es B&N un rincón, una esquina, donde el crimen debe tener una de sus residencias porque reincidió, justo en ese sitio, con un asesinato por linchamiento y con otro por terrorismo machista.
Y vendrás conmigo también al lugar donde despertaron mis instintos asesinos, hoy es Universidad de Humanidades y antes fue la fábrica del Zyklon B.
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