Me cogió el teléfono a la tercera. Pillé a Pilar en un mal momento. Su voz arañaba. La noté realmente cansada. Trinidad le había dado una noche de traca y en la comisaría las cosas andaban revueltas. Me dio igual.
Read MoreEsta, probablemente, sea la noche más calurosa del año. Son las cuatro de la mañana y me doy cuenta (da vueltas y vueltas en la cama) de que Anabel tampoco puede dormir. Las aspas del ventilador giran con una exasperante monotonía y sus sombras, proyectadas en el techo, inducen al sopor, pero no al sueño.
Read MoreQuiere llevarme con él. No sé dónde, tampoco lo dice, pero sí sé que quiero ir, que debo ir, que necesito ir. De pronto dice “vámonos” y cuando le miro, él tiene la mirada perdida, aunque me mire.
Read MoreAquella mañana había demasiada niebla para ir a cazar y mi madre insinuó que sería mejor que no saliéramos.
Read MoreGuardó en el bolsillo lateral de la puerta de conductor una pistola de agua. La cargó con aguafuerte. Una mañana no pudo más y dejó medio ciega a una pareja.
Read MoreAbro los ojos y me doy cuenta de que algo no anda bien. Parece que estuviera suspendido debajo del agua. Las paredes se mueven y no puedo fijar la vista en ningún punto del cuarto.
«¿Qué coño me pasa ahora?»
Read MoreEra admirable como el lobo herido de muerte. Era admirable como ese momento que antecede a la oscuridad perpetua.
Read MoreSe dice a sí mismo que tiene que tranquilizarse, respirar hondo y mantener la cabeza fría.
Read MoreMe despertó algo, no sé el qué. Quizá el ruido de una puerta al cerrarse. Tenía la cabeza como un bombo. El tío del mazo, rebañador de toda borrachera, me estaba atizando bien duro.
Read MoreMagalí está dormida a mi lado. Su respiración tiene la capacidad de sosegarme y de sumergirme despacio en el agua de los sueños. Deben de ser las tres de la mañana. No se oye nada en la calle (el silencio pita en los oídos) como si un viento apocalíptico hubiera arrasado la superficie de Madrid.
Read MoreEra muy consciente de que esa felicidad era inalcanzable en la vida real, pero esto mientras soñaba no lo sabía. Simplemente era feliz.
Read MoreSon las diez de la mañana y tras una ducha de agua fría y tres tazas de café, he conseguido que Alexander esté lo bastante sereno como para escucharme y hacerle entrar en razón.
Read MoreMe desperté bien pronto, serían las seis y media. Alargué la mano hacia la mesilla de noche y pulvericé dos pastillas de Analgilasa. ¡Para adentro!
Read MoreSon las cinco de la mañana. Me acompaña la suerte y el Zarpas (uno de mis vagabundos informantes) busca una cabina y me llama por teléfono con la última moneda que le queda, sabedor de que, como siempre, sabré recompensarle.
Read MoreMe apuntó con su pistola. Estaba de pie, ante mí. Callado. El brazo muy estirado. Veía sus ojos más allá de la boca negra del arma.
Read MoreDurante algún tiempo los tres mantuvieron una relación enfermiza en la que el colombiano usaba al pintor para volver loco de celos al hijo del vor, lo que conseguía sin problemas.
Read More“No me lo puedo creer”, pronuncié por séptima vez con las palmas de las manos tapándome la boca.
Read MoreA todo se acostumbra la familia, incluso al cáncer, que lanza flechas ciegas desde su atalaya inalcanzable, como el perro cobarde que ladra entre las piernas del amo.
Read MoreNo pienses en un elefante blanco, me decía, y rompía a reír desquiciada.
Read MoreZarpaba cuando amanecía y volvía a la caída de la tarde; era una forma de sentirse libre, sola, en mitad del mar. Un hábito que abandonó cuando supo que estaba embarazada.
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